El agua, su ciclo y protección (parte I)

Fecha: 27-07-2016

El agua, su ciclo y protección (parte I)

Publicado Por AGROFORESTAL , LaTribuna

Es sabido que sin agua, la vida en la Tierra no es posible, y aunque esta se considera generalmente un recurso natural inagotable, no es así, pues en muchas partes no es fácil obtener los volúmenes y pureza de agua necesaria para el normal desarrollo de las comunidades.

 

El planeta Tierra está literalmente inundado, puesto que alrededor de mil 400 millones de kilómetros cúbicos cubren el 71% de las superficies.  Pero interesa en este caso el agua dulce, cuyo contenido de sales es menor a 0.01% (10 ppm).

 

El 97% del agua de la Tierra es salada y se encuentra en mares y océanos; sólo el 3% es agua dulce, y de esta, el 87% está concentrada en los casquetes polares y glaciares, en zonas profundas inaccesibles o en la atmósfera, por lo que realmente se puede disponer del 0.4 por ciento.

 

Esta cantidad la provee la evaporación de los océanos y las lluvias, lo que la transforma en un recurso renovable, pero limitado por los ciclos hidrológicos naturales.

 

Los hidrólogos calculan que cuando el agua disponible cae por debajo de los 3.400 lt/día por habitante, se generan condiciones tales que imponen una reducción a la producción de alimento, al progreso económico y a la protección de sistemas naturales. En 1995, la falta de agua amenazaba a por lo menos 80 países.

 

Por estas razones es necesario entender el ciclo natural del agua, con sus potencialidades y limitaciones, comprender que algunos recursos naturales se agotan y aprender las formas de administrar el agua para lograr provisiones sostenibles.

 

Cuando la lluvia llega al suelo, tiene dos posibles vías a seguir: penetra el suelo (infiltración) o se desliza por la superficie (escurrimiento pluvial). Los escurrimientos pluviales fluyen por la superficie hasta arroyos y ríos que se dirigen a los océanos o mares interiores.

 

Todo el territorio que aporta agua a un determinado río se denomina cuenca, y se denominan aguas superficiales a todas las de los estanques, arroyos, ríos y otros depósitos de agua.

 

Las aguas que se infiltran tienen a su vez dos alternativas: quedar embebidas en el suelo en cantidades determinadas por la capacidad de retención de este (es la que utilizan las plantas). La otra alternativa es la filtración: no la retiene el suelo y se llama agua de gravedad debido a que esta fuerza la obliga a escurrir por poros y grietas hacia abajo.

 

El agua de gravedad deja de escurrir  y se acumula en lo que se denomina manto freático cuando llega a un estrato impermeable de roca o arcilla densa; la parte superior del manto freático se denomina nivel freático, en el cual el agua de gravedad se transforma en freática.

 

Cuando el agua atraviesa el suelo, los detritos y bacterias se filtran, y el agua tiene la capacidad de disolver y lixiviar ciertos minerales. En condiciones naturales, los minerales que escurren a los mantos freáticos no son dañinos, por lo que se considera el agua freática dulce, de mejor calidad y segura de beber.

 

Daniel Urrutia M.

Médico veterinario

Asociación de Canalistas del Laja

 

Agregar un comentario